Existen personas extrovertidas, que disfrutan de la intemperie, de las extensiones de tierra inabarcables, y sienten desperezar su existencia allí donde un horizonte lejano termina.
Necesitan expandirse a cada cosa del mundo. Son voraces y a veces sospecho insaciables.
Son conquistadores, exploradores, hacedores de caminos. Son también descubridores de lo otro en ellos porque nunca salimos de lo nuestro (es mentira que conozcamos a otros)
Personalmente prefiero el encierro, los espacios minimos donde uno se recluye en invierno, se refugia de la lluvia en otoño, siente la calidez de la soledad, donde solo se encuentra el silencio y donde solo cabe uno, sin paisajes, sin mas amenaza que la propia, y la existencia, como volviendose contra uno mismo, cobra real significado.
Supongo, ahora, que ambos caminos aunque diferentes conducen al mismo lugar pero prefiero el más corto y auténtico.