Sobre el ser argentino

Octavio Paz dijo “Los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas, y los argentinos, de los barcos“, quizá por eso, agrego tímidamente yo, la pregunta por la identidad resulta tan apremiante en todos nosotros y demostramos tanto interés por lo que piensan y dicen los otros de nosotros. Buscamos ser definidos como un adicto busca su droga.

Nuestra joven historia nos vuelve inmaduros e inseguros. Nuestra identidad es un puente entre dos identidades: Europa y América, pero ninguno de esos extremos llega a definirnos. La tierra no hace al hombre, la historia colectiva sí y nuestra historia, ni europea ni americana, sino un mestizaje de ambas, nos vuelve aún indefinidos.

Ser un puente entre dos mundos nos hace bélicos como si ambas identidades (europea y americana) vivieran una lucha permanente que se expresase en el fútbol, deporte nacional y una autentica guerra, y en la política.

Este país y nosotros somos una improvisación. El largo plazo no existe porque esta tierra nunca nos perteneció del todo: una parte de nosotros todavía añora Europa. Estamos acostumbrados a renacer, a empezar devuelta como nuestros abuelos lo hicieron cuando llegaron a esta tierra.